LOS TRES CERDITOS
(Cuento popular)
(Ilustraciones-Fuente: Internet)
Había una vez tres cerditos que eran hermanos que
vivían en una cabaña pequeñita en el corazón del bosque. Un día su mamá los
llamó y les dijo:
- Hijitos, en esta pequeña casa ya no entramos todos juntos así que ha llegado el momento de que ustedes hagan sus propias
casas.
Los tres cerditos aceptaron pero antes de partir su
mamá les dijo:
- ¡No olviden, deben tener mucho cuidado con el lobo!
- No te preocupes mamita, lo tendremos- contestaron y
después de llenarla de besos partieron.
De pronto llegaron a un claro en el bosque, cerca de
al río y es ahí donde deciden construir sus casitas.
-La mía será de paja - dijo el más pequeño de los
cerditos-, la paja es blanda y se puede sujetar con facilidad . Terminaré muy
pronto y podré ir a jugar.
El hermano mediano decidió hacer su casa de madera:
-Puedo encontrar un montón de madera por los
alrededores (explicó a sus hermanos), construiré mi casa en un santiamén con
todos estos troncos y me iré también a jugar.
Pero el hermano mayor no estaba de acuerdo, así que él
decidió construir su casa con ladrillos.
- Aunque me cueste mucho esfuerzo, será muy fuerte y
resistente, y dentro estaré a salvo del lobo. Le pondré una chimenea para asar zanahorias
y preparar deliciosos caldos.
Cuando las tres casitas estuvieron terminadas, los
cerditos cantaban y bailaban en la puerta, felices por haber acabado con el
problema.
El lobo los había estado observando a lo lejos
mientras pensaba: “A uno me lo como estofado, al otro lo meteré al horno y con
el tercero preparé un sabroso caldo”, mientras se relamía y salivaba.
Entonces esperó el momento indicado hasta que por fin
llegó.
Una mañana el cerdito menor estaba jugando por los
alrededores cuando vio venir al lobo. Rápidamente se metió a su casa de paja y
cerró la puerta.
El lobo se acercó y tocó mientras decía:
- ¡Ábreme la puerta!
- ¡No te voy a abrir la puerta lobo malo! – contestó
el cerdito aterrado.
El lobo dijo:
- Si no me abres, ¡soplaré y soplaré y tu casa
derrumbaré!
- No importa mi casa es resistente, sopla lo que
quieras.
Entonces el lobo tomo aire y sopló con todas sus
fuerzas y la casa del pobre cerdito salió volando por los aires con cerdito y
todo.
El cerdito menor cayó en el pasto y se levantó del
jardín como pudo y comenzó a correr a la casa de su segundo hermano, el que
había hecho su casa de madera.
-¡Nos comerá el Lobo Feroz! ¡Entremos a tu
casa!-gritaba el cerdito alertando a su hermano. Pronto los dos estaban metidos
en la casa temblando y el lobo toco y dijo:
- ¡Ábranme la puerta!
- ¡No te vamos a abrir la puerta lobo malo! –
contestaron los cerditos asustados. Entonces el lobo dijo:
- Si no me abren, ¡soplaré y soplaré y su casa
derrumbaré!
- No importa esta casa es resistente, sopla lo que
quieras.
Entonces el lobo tomo aires y sopló muy fuerte tirando
por los aires la casa de madera con los cerditos incluidos.
Cayeron sobre el pasto y como pudieron se levantaron y
fueron corriendo a la casa del tercer hermano, el que había hecho su casa
de ladrillos.
-¡Nos comerá el Lobo Feroz! ¡Entremos a tu
casa!-gritaban los cerditos alertando a su hermano mayor. Pronto los tres
estaban metidos en la casa temblando y el lobo toco y dijo:
- ¡Ábranme la puerta!
- ¡No te vamos a abrir la puerta lobo malo! –
contestaron los cerditos asustados. Entonces el lobo dijo:
- Si no me abren, ¡soplaré y soplaré y su casa
derrumbaré!
- No importa, esta casa es resistente, sopla lo que
quieras.
Entonces el lobo como ya había tirado dos casas no le
pareció mala idea seguir soplando, así que tomo aire y sopló muy fuerte, pero
la casa no se movió. Volvió a tomar aire y volvió a soplar pero nada, la casa
no se movía.
Le dio tanta rabia que comenzó a gritar:
- ¡Esta casa no se mueve! ¿Que hago ahora?- Entonces
revisando la casa notó que en el techo había una chimenea, así que dijo:
- ¡Por ahí me meteré!
Trepó por la pared y se metió por la chimenea. Se
deslizó hacia abajo... Y cayó ¡Plafff! en el caldero donde el cerdito mayor
estaba hirviendo sopa de nabos. Escaldado y con el estómago vacío salió huyendo
de aquel lugar y escapó de allí dando unos terribles aullidos que se oyeron en
todo el bosque. Y mientras corría juró nunca más acercarse a los tres cerditos,
¡Nunca!
Los dos cerditos entonces construyeron sus
casas de ladrillos y el hermano mayor los ayudó y dicen que vivieron muy
felices en el bosque.
Fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario