martes, 7 de enero de 2014

EL TIGRE, EL SABIO Y EL CHACAL
(Cuento popular indio)
(Ilustraciones - Fuente : Internet)
En un pueblo de la India había un tigre que por las noches se metía en los corrales y se comía los corderos y las ovejas de la gente.

Un día, consiguieron encerrarlo en una jaula de bambú y la gente se quedó tranquila, porque ya no podría atacar a sus animales. 

Un día pasó un viejo sabio cerca de la jaula. El tigre le dijo que tenía mucha sed y le suplicó que lo dejara salir para ir a beber al río. 



- Si te libero, me comerás – dijo el viejo sabio.



- No viejo sabio, no te comeré. Todo lo contrario, te estaré muy agradecido y te obedeceré en todo. Sólo iré a beber agua al río y volveré a mi jaula. Te lo prometo. 



El sabio se quedó pensativo por unos momentos. Pensó que el tigre decía la verdad y le abrió la jaula.
Entonces, el tigre, que estaba más hambriento que sediento, saltó sobre el sabio con la boca abierta mientras le decía: 



- ¡Oh! viejo sabio, has sido muy inocente con dejarme salir. ¡Ahora te comeré!



- No es justo, esto! Yo te he liberado y ahora tu me quieres comer! Me has prometido que no lo harías. Hemos hecho un pacto. ¡No es justo!



- Sí que es justo. ¡Tengo derecho a comerte! – replicó el tigre.



- Pero yo he confiado en ti – respondió el sabio - Haremos una cosa. Preguntaremos a los tres primeros seres vivos que pasen por aquí si es justo que me comas. Si todos dicen que si, no pondré resistencia y me podrás comer. Pero si sólo uno de ellos dijera que no es justo, no me tocarás ni un pelo! 



- Ummm.... De acuerdo – dijo el tigre. Pero que sea rápido, eh? Que tengo mucha hambre. 



Por allí pasaba un buey. El sabio y el tigre se le acercaron.



- Hola, amigo buey. Tenemos una duda y te la queremos consultar. Este tigre estaba prisionero en una jaula y me ha pedido que lo liberara para ir a beber agua. Me prometió que no me comería, pero después de liberarlo quiere comerme. Crees que es justo? 



- Cuando era joven, trabajaba de sol a sol en el campo. Tiraba de la carreta todo el día, para que mi amo labrara el campo. Pero ahora que soy viejo, me ha echado de casa porque ya no sirvo para trabajar. Los hombres no son justos…Tigre, te lo puedes comer.



La boca del tigre se llenó de saliva. No lo pudo evitar y volvió a saltar sobre el viejo. ¡Tenía mucha, mucha hambre!



-¡Un momento! – dijo el sabio - Hemos acordado que le preguntaríamos a tres seres vivos y este era solo el primero. 



- De acuerdo, de acuerdo - dijo el tigre - Pero vayamos rápido, ¡que hace días que no como nada! 



Entonces pasaron por debajo de un mango. El sabio se dirigió a él:
- Amigo mango. ¿Tú piensas que es justo que este tigre me coma después que lo haya liberado de una jaula donde estaba preso? Me prometió que no lo haría y ahora me quiere comer ¿Tu que opinas?

El mango hizo un movimiento con las ramas y contestó:



- A los hombres les gusto en primavera y en verano, cuando comen mis frutos y vienen a yacer bajo mis ramas para dormir. Pero en invierno, me cortan las ramas y me calan fuego. No me hables de justicia. Yo creo que estás en tu derecho de comértelo, tigre. 



Nuevamente, el tigre saltó sobre el viejo sabio. Pero este le recordó que sólo le habían preguntado a dos seres y que todavía faltaba uno. 


Entonces se cruzaron con un chacal. Cuando le plantearon la duda, el chacal dijo: 



- Uff…. pues es que soy un poco tonto y no puedo imaginar las cosas si no las veo. 



- Es muy fácil - dijo el tigre - Yo estaba encerrado en una jaula de bambú…



- ¿En una jaula?- lo interrumpió el chaca - Y cómo era?



- ¡Pues una jaula de bambú normal!

como cualquier jaula – dijo el tigre que comenzaba a impacientarse.

- Es que si no la veo, no los podré ayudar – respondió el chacal.



Entonces se dirigieron a hacia la jaula y el sabio se la mostró. 



- El tigre estaba encerrado en esta jaula y me pidió que lo liberara 
- explicó 
el sabio.


- ¿Encerrado? ¿Encerrado cómo?- preguntó el chacal



- ¡Mira que llegas a ser tonto, chacal! ¡Estaba dentro de la jaula con la puerta cerrada!

- Pero,  ¿encerrado? ¿cómo encerrado? – preguntó nuevamente el chacal.

- Si que eres un tonto y un bruto chacal, encerrado ¡así! dijo el tigre mientras entraba en la jaula y cerraba la puerta. 

Y se quedó encerrado otra vez. 



– ¡Ostras! ¡Estoy otra vez encerrado! ¡Ábranme  la puerta, déjenme salir!!! – exclamaba el tigre sin parar. 



- Bueno tigre, ahora si que puedo imaginar como estabas. Espero que nunca seas tan tonto como yo - dijo el chacal.


Y él y el sabio se alejaron de la jaula dejando encerrado al tigre para siempre.

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