EL TIGRE, EL SABIO Y EL
CHACAL
(Cuento popular indio)
(Ilustraciones - Fuente : Internet)
En un pueblo de la India había un tigre que
por las noches se metía en los corrales y se comía los corderos y las ovejas de
la gente.
Un día, consiguieron encerrarlo en una jaula
de bambú y la gente se quedó tranquila, porque ya no podría atacar a sus
animales.
Un día pasó un viejo sabio cerca de la jaula.
El tigre le dijo que tenía mucha sed y le suplicó que lo dejara salir para ir a
beber al río.
- Si te libero, me comerás – dijo el viejo
sabio.
- No viejo sabio, no te comeré. Todo lo
contrario, te estaré muy agradecido y te obedeceré en todo. Sólo iré a beber
agua al río y volveré a mi jaula. Te lo prometo.
El sabio se quedó pensativo por unos momentos.
Pensó que el tigre decía la verdad y le abrió la jaula.
Entonces, el tigre, que estaba más hambriento
que sediento, saltó sobre el sabio con la boca abierta mientras le decía:
- ¡Oh! viejo sabio, has sido muy inocente con
dejarme salir. ¡Ahora te comeré!
- No es justo, esto! Yo te he liberado y ahora
tu me quieres comer! Me has prometido que no lo harías. Hemos hecho un pacto.
¡No es justo!
- Sí que es justo. ¡Tengo derecho a comerte! –
replicó el tigre.
- Pero yo he confiado en ti – respondió el
sabio - Haremos una cosa. Preguntaremos a los tres primeros seres vivos que
pasen por aquí si es justo que me comas. Si todos dicen que si, no pondré
resistencia y me podrás comer. Pero si sólo uno de ellos dijera que no es
justo, no me tocarás ni un pelo!
- Ummm.... De acuerdo – dijo el tigre. Pero
que sea rápido, eh? Que tengo mucha hambre.
Por allí pasaba un buey. El sabio y el tigre
se le acercaron.
- Hola, amigo buey. Tenemos una duda y te la
queremos consultar. Este tigre estaba prisionero en una jaula y me ha pedido
que lo liberara para ir a beber agua. Me prometió que no me comería, pero
después de liberarlo quiere comerme. Crees que es justo?
- Cuando era joven, trabajaba de sol a sol en
el campo. Tiraba de la carreta todo el día, para que mi amo labrara el campo.
Pero ahora que soy viejo, me ha echado de casa porque ya no sirvo para
trabajar. Los hombres no son justos…Tigre, te lo puedes comer.
La boca del tigre se llenó de saliva. No lo
pudo evitar y volvió a saltar sobre el viejo. ¡Tenía mucha, mucha hambre!
-¡Un momento! – dijo el sabio - Hemos acordado
que le preguntaríamos a tres seres vivos y este era solo el primero.
- De acuerdo, de acuerdo - dijo el tigre -
Pero vayamos rápido, ¡que hace días que no como nada!
Entonces pasaron por debajo de un mango. El
sabio se dirigió a él:
- Amigo mango. ¿Tú piensas que es justo que
este tigre me coma después que lo haya liberado de una jaula donde estaba
preso? Me prometió que no lo haría y ahora me quiere comer ¿Tu que opinas?
El mango hizo un movimiento con las ramas y
contestó:
- A los hombres les gusto en primavera y en
verano, cuando comen mis frutos y vienen a yacer bajo mis ramas para dormir.
Pero en invierno, me cortan las ramas y me calan fuego. No me hables de
justicia. Yo creo que estás en tu derecho de comértelo, tigre.
Nuevamente, el tigre saltó sobre el viejo
sabio. Pero este le recordó que sólo le habían preguntado a dos seres y que
todavía faltaba uno.
Entonces se cruzaron con un chacal. Cuando le
plantearon la duda, el chacal dijo:
- Uff…. pues es que soy un poco tonto y no
puedo imaginar las cosas si no las veo.
- Es muy fácil - dijo el tigre - Yo estaba
encerrado en una jaula de bambú…
- ¿En una jaula?- lo interrumpió el chaca - Y
cómo era?
- ¡Pues una jaula de bambú normal!
como
cualquier jaula – dijo el tigre que comenzaba a impacientarse.
- Es que si no la veo, no los podré ayudar –
respondió el chacal.
Entonces se dirigieron a hacia la jaula y el
sabio se la mostró.
- El tigre estaba encerrado en esta jaula y me
pidió que lo liberara
- explicó
el sabio.
- ¿Encerrado? ¿Encerrado cómo?- preguntó el
chacal
- ¡Mira que llegas a ser tonto, chacal!
¡Estaba dentro de la jaula con la puerta cerrada!
- Pero, ¿encerrado? ¿cómo encerrado? – preguntó nuevamente
el chacal.
- Si que eres un tonto y un bruto chacal,
encerrado ¡así! dijo el tigre mientras entraba en la jaula y cerraba la puerta.
Y se quedó encerrado otra vez.
– ¡Ostras! ¡Estoy otra vez encerrado! ¡Ábranme
la puerta, déjenme salir!!! – exclamaba
el tigre sin parar.
- Bueno tigre, ahora si que puedo imaginar
como estabas. Espero que nunca seas tan tonto como yo - dijo el chacal.
Y él y el sabio se alejaron de la jaula
dejando encerrado al tigre para siempre.