Hoy estoy muy feliz y orgullosa, como mamá, como amiga y como narradora.
Hoy quiero compartir mi felicidad con ustedes.
El día de ayer mi hija Lucía obtuvo el segundo puesto en la categoría "Cuentos inéditos" de 5to y 6to grado, en los Juegos Florales de su colegio.
Ella envió este cuento maravilloso y que además tuve la oportunidad de narrar en una de mis presentaciones.
Desde hoy este cuento me acompañará siempre y quiero compartirlo con todos ustedes, sobre todo porque son tan devoradores y amantes de las historias como yo.
Así que con todo el orgullo del mundo les dejo el cuento que hizo mi preciosa "Princesa Lucía".
Con ustedes:
La Luna y el príncipe
(Cuento escrito por: Lucía Mimbela Menéndez)
(Ilustración - Fuente: Internet)
Hace mucho tiempo, en un pueblo lejano, vivía un príncipe. Un príncipe que era generoso, trabajador, bueno pero muy, muy tímido; tan tímido que no tenía amigos porque no se atrevía a hablar con nadie. Las palabras se le quedaban atrapadas en la garganta sin poder salir.
Una noche, harto de no tener la valentía de poder hablar, salió de su castillo. Se sentó en el verde pasto, trató de pensar. Miró la luna. Estaba muy brillante, grande y amarillenta. Tuvo una gran idea.
Así que dijo:
- Hola luna - notó que no se puso colorado ni que necesitó valor para decirlo - yo tengo un problema. Soy muy tímido y no puedo hablar con nadie...
Parecía que la luna lo escuchaba atentamente. Al príncipe le pareció una gran idea hacerlo, así que todas las noches salía de su castillo y se ponía a hablar con la luna. A contarle todo lo que le pasaba.
Pero un día notó que la luna no salía y se sintió muy solo...y esperó y esperó a que la luna saliera. Cuando lo hizo le dio una gran alegría, porque pensó que lo había dejado para siempre.
Una noche, un lobo que pasaba por ahí, lo escuchó hablar con la luna. El lobo se preguntó por qué una persona le hablaría a la luna de esa manera, con tanto entusiasmo y diversión. El lobo escuchó una parte de la historia que el príncipe le contaba. Escuchó que él era muy tímido y que no podía hablar con nadie por su timidez.
Al lobo también le pareció una gran idea hablar con la luna porque él tampoco tenía amigos. Ningún lobo tenía amigos; los lobos son muy tímidos también.
Así que la siguiente noche, el lobo se escapó de la manada, se fue a una montaña muy alta y le empezó a aullar a la luna. Es por eso, que los lobos le aúllan a la luna, porque son muy tímidos, y sienten que la luna es su única amiga.
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