LA GALLINITA ROJA
(Cuento popular Inglés)
(Ilustraciones - Fuente: Internet)
Había una vez una gallinita roja que vivía con sus pollitos en una granja.
En la granja también vivían, un perro, un gato y un pato.
Un día la gallinita roja, mientras estaba escarbando la tierra buscando que comer, se encontró algunos granos de trigo.
La gallinita roja pensó que sería una buena idea sembrarlos, es así que fue a pedirle ayuda a sus amigos y les dijo:
-Amigos, he encontrado unos granos de trigo. ¿Quién me quiere ayudar a sembrarlos?
-¡Yo no! –dijo el perro.
-¡Ni yo!- exclamó el gato.
-¡Yo tampoco!- agregó el pato.
Un poco desilusionada por la falta de ayuda, la gallineta contestó:
-No importa, lo plantaré yo sola.
Es así, que la gallinita fue a escoger un buen lugar para la siembra. Tanto esmero puso a su labor y tanto vigiló y regó el lugar, que al cabo de unos pocos días comenzaron a crecer hermosas espigas de trigo.
Radiante de alegría la gallinita acudió una vez más a por ayuda de sus compañeros, pues necesitaba de ellos para segar la planta y cosechar el trigo.
Cuando llegó al establo donde descansaban el resto de los animales les preguntó:
-Amigos, el trigo está listo. ¿Quién me quiere ayudar a segar y cosecharlo?
Al igual que en la ocasión anterior, los animales respondieron:
-¡Yo no! –dijo el perro.
-¡Ni yo!- exclamó el gato.
-¡Yo tampoco!-agregó el pato.
Ya más desilusionada de sus amigos la gallinita roja les contestó:
-No importa, lo haré yo sola.
La gallineta roja fue a segar y cosechar el trigo.
Trabajó durante muchas horas, pero el resultado fue muy bueno. Pudo llenar dos sacos de granos.
La gallinita roja les preguntó a sus amigos:
-Amigos, ya tengo el grano listo para molerlo. ¿Quién me quiere ayudar a llevarlo al molino?
Una vez más, sus amigos contestaron:
-¡Yo no! –dijo el perro.
-¡Yo tampoco! - exclamó el gato.
-¡Ni yo!-agregó el pato.
A la gallinita roja respondió:
- No importa, lo haré yo sola.
Puso los costales en una carreta y los llevó al molino.
Luego de molerlos, llenó algunos costales de harina y le volvió a preguntar a sus amigos.
- Amigos, ¿Quién quiere ayudarme a hacer el pan?
- ¡Yo no! –dijo el perro.
-¡Yo tampoco! - exclamó el gato.
-¡Ni yo!-agregó el pato.
La gallinita roja respondió triste:
- No importa, lo haré yo sola.
Llevó el costal de harina a casa y se puso a preparar el pan.
Mezcló la harina con el agua, la levadura y la sal. Luego puso la masa en un molde y lo metió al horno.
Cuando el pan estuvo listo, su agradable aroma invadió todos los rincones de la granja. Atrapados por ella, los animales acudieron en masa hacia la casa de la gallinita y vieron un delicioso pan encima de la mesa.
Al verlos la gallineta les preguntó:
-Amigos ¿Quiere alguno compartir conmigo este rico pan?
Enseguida las respuestas fueron:
-¡Yo, que siempre he sido tu amigo! –exclamó el perro.
-¡Y yo también, que siempre te he apreciado mucho! –dijo el gato.
-¡Cuenta conmigo para eso! –ripostó el pato.
Sin dudarlo un segundo la gallinita roja dijo entre molesta y contenta a la vez les respondió:
- ¡Ah!, no, de ninguna manera!. Yo sola sembré las semillas, yo sola segué y coseché los granos, yo sola molí los granos y yo sola preparé el pan.
Ahora, que el pan está listo para comer, es cuando ustedes recuerdan nuestra amistad. Así que lo disfrutaré yo solita.
Así la gallinita roja se sentó en la mesa y junto con sus pollitos, disfrutaron mucho del delicioso pan.
Fin.