Generalmente no suelo escribir nada sobre los cuentos que publico, Pero no puedo dejar de hacerlo porque esta historia es muy especial para mi y le guardo un amor profundo.
Un día mi hermana Moni llegó del trabajo con un libro muy gordo de tapa celeste que se llamaba "Hablemos de amor". Esa noche antes de dormir me contó el poema y desde entonces no he podido olvidarlo.
Este cuento fue el primer cuento que conté en mi vida. Tenía 10 años cuando lo hice y eso fue, créanme, hace mucho tiempo.
Espero de todo corazón que les guste tanto como a mi.
A MARGARITA DE BAYLE
(Poema de Rubén Darío)
(lustración: Isabel Hojas)
(Fuente: Internet:
http://www.tierradehojas.cl/post/20371309114/margarita-a-margarita-debayle-rubén)
Margarita está linda la mar,
y el viento,
lleva esencia sutil de azahar;
yo siento
en el alma una alondra cantar;
tu acento.
Margarita, te voy a contar un cuento:
"Este era un rey que tenía
un palacio de diamantes,
una tienda hecha del día
y un rebaño de elefantes.
Un quiosco de malaquita,
un gran manto de tisú,
y una gentil princesita, tan bonita
Margarita, tan bonita como tú.
Una tarde la princesa
vio una estrella aparecer;
la princesa era traviesa
y la quiso ir a coger.
La quería para hacerla
decorar un prendedor,
con un verso y una perla,
una pluma y una flor.
Las princesa primorosas
se parecen mucho a ti
cortan lirios, cortan rosas,
cortan astros. Son así.
Pues se fue la niña bella,
bajo el cielo y sobre el mar,
a cortar la blanca estrella
que la hacía suspirar.
Y siguió camino arriba,
por la luna y más allá;
más lo malo que ella iba
sin permiso de papá.
Cuando estuvo ya de vuelta
de los parque del Señor,
se miraba toda envuelta
en un dulce resplandor.
Y el rey dijo: "¿Qué te has hecho?
te he buscado y no te hallé;
y ¿qué tienes en el pecho
que incendido se te ve?"
La princesa no mentí.
Y así dijo la verdad:
"Fui a buscar la estrella mía
a la azul inmensidad".
Y el rey clama: "¿No te he dicho
que el azul no hay que cortar?
¡Qué locura!, ¡Qué capricho!...
El señor se va a enojar".
Y ella dice: "No hubo intento;
yo me fui no sé por qué.
Por las olas y por el viento
fui a la estrella y la corté".
Y el papá dice enojado:
"Un castigo ha de tener:
vuelve al cielo lo robado
vas ahora a devolver".
La princesa se entristece
por su dulce flor de luz,
cuando entonces aparece
sonriendo el buen Jesús.
Y así dice: "En mis campiñas
esa rosa le ofrecí;
son mis fores de las niñas
que al soñar piensan en mi".
Viste el rey ropas brillantes,
y luego hace desfilar,
cuatrocientos elefantes
a la orilla de la mar.
La princesita estrella,
pues ya lleva el prendedor
en que lucen, con la estrella,
verso, perla, pluma y flor.
Margarita, está linda la mar,
y el viento
lleva esencia sutil de azahar:
tu aliento.
Ya que lejos de mi vas a estar,
guarda, niña, un gentil pensamiento
al que un día te quiso contar
un cuento.
Fin.