EL LOBO QUE ADORABA LAS OVEJAS
(Cuento
africano)
(Ilustración - Fuente: Internet)
Erase una vez un
lobo que le encantaban las ovejas. Se subía a lo alto de una colina para
observar como comían el pasto fresco y
mientras las miraba él pensaba con una gran sonrisa “Que sigan comiendo y cuando
estén bien gorditas me las comeré yo”
Había una oveja
especialmente rechoncha al que el lobo le tenía puesto el ojo.
Un día bajó de
la colina y se acercó a la oveja y se la quedó mirando fijamente. La oveja
pensó que era muy bonita y que por eso la miraba, pero cuando vio al lobo
babear y relamerse se dio cuenta que no la miraba por lo bonita sino por que
quería comérsela. La pobre oveja se puso a temblar y rápidamente pensó como
salir de aquel problema entonces le dijo:
- Hola lobo, que
haces por aquí.
- Pues mirando
lo hermosamente gorda que estás y lo bien que lo voy a pasar comiéndote.
- No creas, no
estoy tan gorda. Si me das unos días para seguir comiendo, seguro me podré más
gorda y tendré más carne. Pero si vuelves en un mes, te aseguro que seré la
oveja más deliciosa que hayas probado jamás.
El lobo era tan
goloso que inmediatamente aceptó el trato.
-Volveré dentro
de un mes y te estaré observando.- dijo el lobo.
Al cabo de un
mes el lobo volvió a buscar a la oveja y la encontró tendida de espaladas y con
las patas apoyadas en una roca muy grande.
- No te imaginas
cuánto me alegro de que estés aquí! – dijo la oveja jadeando- Esta roca está a
punto de caer sobre la casa del granjero y si no llego a impedirlo con mis
patas seguro mata a mi dueño y no tendrías ni una sola oveja que comer porque
nos habrían vendido de inmediato.
Entonces el lobo
dijo:
- Todas las
ovejas vendidas! ¡No puede ser! tengo que impedirlo como sea!
Sin pensarlo dos
veces, se deslizó junto a la oveja y apoyó con fuerza sus patas contra la roca.
- ¡Muchas
gracias lobo!- exclamó la oveja mientras se alejaba corriendo hacia el rebaño-
¡Volveré en cuando haya descansado!
El lobo pasó
tres días enteros bajo la roca y sin poder dormir, esperando que regrese la
oveja. Agotado por el esfuerzo pensó “Si no salgo de aquí pronto esta roca me
aplastará a mi”. Así que con mucho cuidado salió de debajo de la roca pero al
salir de allí, la roca no se movió ni un poquito.
- ¡Esta oveja
sinvergüenza me ha tomado el pelo! – gritó el lobo y hecho una furia se fue a
buscar a la oveja.
Cuando llegó dio
un grito muy fuerte:
- ¡Es hora de
cenar oveja!
Entonces la
oveja tratando de mantener la calma dijo:
-Es una
verdadera lástima lobo, porque si me comes ahorita no podrás probar el delicioso
queso que esta noche flotará sobre el lago.
- Bueno, no pasa
nada si espero hasta la noche, un buen trozo de queso es el aperitivo perfecto-
Pensó el lobo que hacía un mes no comía nada.
Cuando anocheció
la luna llena se elevó en el cielo. La oveja acompañó al lobo al lago y le
mostró el enorme queso redondo que resplandecía sobre la superficie del agua.
Nada más al
verlo el lobo se lanzó de cabeza al lago pero por mas que se acercaba al queso
no conseguía morderlo.
Le daba bocado
tras bocado y solo se llenaba de agua, hasta que por fin, se dio por vencido.
El lobo salió
arrastrándose del lago agotado por tanto esfuerzo, entonces una rana que estaba
mirando todo le dijo:
- ¿Qué haces?
- Tratando de
comerme el queso.
-¿El queso?,
mira lo tonto eres, esa es la luna, has estado tratando de comerte el reflejo
de la luna en el agua, ¡cabeza hueca!
- ¡Gggrrrr! –
gruño el lobo- ¡Esa maldita oveja me las va a pagar, nadie se burla de mi!
El lobo se
sacudió y salió corriendo por la oveja.
- ¡Eso no era
queso, mentirosa!- dijo el lobo gruñendo furioso- ¡era el reflejo de la luna!
- Lo siento
mucho lobo, pero no era mi intención engañarte. Por favor te ruego que me
perdones, soy mas que una tonta oveja.
- ¿Perdonarte?,
no, ya me has engañado dos veces, así que ahora te comeré!
Entonces el lobo
abrió la boca tanto que hubiera podido tragarse a la oveja de un solo bocado.
- Está bien,
esta bien – dijo la oveja temblando- Pero antes de morir quiero pedirte un
favor, uno chiquito.
- ¿Un favor?,
¿después de todos los engaños quieres que te haga un favor?- dijo el lobo.
- Es uno
chiquitito, no seas malo. Lo único que quiero es que me tragues entera. Me
horroriza pensar que vas a descuartizarme con esos dientes afilados y que
después me masticaras poco a poco.
Al lobo le daba
lo mismo tragarse a la oveja de un bocado o saborearla. Lo único que quería era
comerse a la oveja cuanto antes.
- Bueno como
prefieras- dijo el lobo y abrió la boca lo mas grande que pudo.
- Por favor
cierra los ojos y da un paso atrás, yo correré y me meteré a tu boca.
El lobo cerró
los ojos, abrió la boca y en un instante
el pobre animal no paraba de toser y escupir porque se asfixiaba. Y es que la
oveja le había metido en la boca una buena mata de plantas repletas de espinas.
- ¡Que sabor tan
asqueroso tienes oveja!¡ pinchas y sabes muy mal!- gritaba el lobo mientras
corría desesperado hacia el lago para calmar con el agua su garganta ardiente-
¡Prefiero morir antes que comerme otra oveja asquerosa!
Y dicen que desde ese día
el lobo nunca más volvió a intentar si quiera comerse una oveja.
FIN.