De
cómo la Vida se fue por el mundo
(Cuento
Africano del libro: El círculo de la Choza – Ediciones Gaviota)
(Ilustración - Fuente: Internet)
Un día la Vida se fue por el mundo. Caminó, caminó y caminó hasta
que encontró un hombre con el cuerpo tan hinchado que apenas podía moverse.
- ¿Quién eres? – preguntó el hombre.
- Soy la Vida.
- Si eres la Vida, quizá puedas devolverme la salud…
- Te devolveré la salud – dijo la Vida - , pero sé que me
olvidarás por completo, como a tu enfermedad.
- ¿Cómo podría olvidar? – exclamó el hombre.
- Bueno. Volveré dentro de siete años y ya veremos –dijo la Vida.
Luego echó un poco de polvo del camino en la cabeza del hombre y
le curó.
La Vida prosiguió su camino y encontró a un leproso.
- ¿Quién eres? –preguntó el hombre.
- Soy la Vida.
- ¿La Vida? –se extrañó el hombre-. ¡Entonces puedes devolverme la
salud!
Sí, puedo –dijo la Vida-. Pero sé que, si lo hago, me
olvidarás por completo, como a tu
enfermedad.
-¡No, no lo olvidaré! –prometió el leproso.
- Volveré dentro de siete años y ya veremos –dijo la Vida.
Luego echó polvo del camino en la cabeza del hombre y el leproso quedó
curado.
La Vida prosiguió su camino y encontró a un ciego.
- ¿Quién eres? –preguntó el ciego.
- Soy la Vida.
- ¡Ah! ¡La Vida! –exclamó el hombre-. Te lo suplico, devuélveme la
vista.
- Te devolveré la vista, pero sé que me olvidarás tan
completamente como a tu ceguera – dijo la Vida.
-Jamás lo olvidaré y te estaré agradecido hasta el fin de mis días
– prometió el ciego.
- Muy bien. Volveré dentro de siete años y ya veremos- dijo la
Vida.
Luego echó polvo del camino en la cabeza del hombre y éste pudo
ver.
Pasaron siete años y la Vida se fue otra vez por el mundo. Se hizo
pasar por ciego y se dirigió al hombre al que había devuelto la vista.
- ¿Puedo pasar al noche contigo? –preguntó.
- ¡No! –gritó el hombre-. Sigue tu camino. NO quiero saber nada de
enfermos como tú.
- ¡Lo predije! – exclamó la Vida - . Hace siete años eras ciego y
te devolví la vista. En esa época me dijiste que no me olvidarías jamás ni
tampoco tu ceguera.
Luego cogió polvo del camino, lo echó en las huellas de los pasos
del miserable ingrato y el hombre quedó ciego de nuevo.
La Vida prosiguió su ruta y fue a ver al leproso que había curado
siete años antes. Se transformó en leproso, se acercó a ´le y le preguntó si
podía pasar la noche bajo su techo.
- Sigue tu camino – gritó el hombre-, ¡o me contagiarás!
- Lo predije – dijo la Vida- . Hace siete años te curé y me
prometiste no olvidarlo jamás.
Cogió polvo del camino y lo echó en las huellas de los pasos del
hombre, que volvió a ser leproso.
La Vida prosiguió su camino, infló su cuerpo hasta el punto de no
poder ni moverse y fue al encuentro del último de los tres hombres que había
curado siete años antes.
-¿Puedo pasar la noche aquí? –preguntó.
- Naturalmente –dijo el hombre-. Entra, entra. Siéntate y te daré
de comer. Sé lo mal que debes sentirte porque yo también estuve así. Pero hace
siete años, la Vida pasó por aquí y me curó. Me dijo que volvería siete años más
tarde. ¿Por qué no la esperas aquí? Quizá te devuelva la salud…
-YO soy la Vida y tú eres el único que he curado y que todavía se
acuerda de mí y de su enfermedad. Por ello estarás curado para siempre.
Y luego le dijo:
- La Vida es un perpetuo cambio. La buena suerte se transforma de
repente en mala suerte, la pobreza en prosperidad, el amor en odio. ¡Pobre del
que lo olvida y no actúa en
consecuencia!