LA LIEBRE Y EL GRAN GENIO DEL BOSQUE
(Cuento Africano)
(Ilustración: Adara Sánchez Anguiano
Fuente: Internet
http://adarasanchez.tumblr.com/)
Un día salió la
liebre para encontrarse con el Gran Genio del bosque y le dice:
- ¡Oh, Gran
Genio! Usted que es quien controla a todos los habitantes del bosque, Usted que
es el Señor de todos nosotros, quiero pedirle un favor.
- ¿Qué favor?- Preguntó el Gran Genio.
- Sólo una cosa:
que usted me aumente la sabiduría de mi cerebro.
- ¿Y para qué
quieres eso?
- Para que yo
sea más inteligente que todos los otros animales del bosque.
El Gran Genio se queda pensando un momento y dice:
- Está bien,
pero es necesario, que antes me muestre qué es usted capaz de hacer. Lleve
esta calabaza lejos y llénela de pájaros pequeños; tome esta otra calabaza y
llénela de leche de gama; lleve lejos también este palo y traiga una serpiente
tan larga como él.
Cuando usted regrese con la calabaza llena de pájaros
pequeños, la otra calabaza llena de leche de gama y con una serpiente tan
larga como este palo, entonces veré qué puedo hacer por usted.
La liebre se marchó, y después de haber andado bastante, llegó a un estanque donde se sentó
para descansar. Cuando el sol comenzaba a ponerse comenzaron a llegar toda
clase de animales para beber agua del estanque. Pero los animales
bebían y se marchaban, hasta que cuando el sol se ocultó se quedó él solo junto
al estanque.
De repente, llegaron
volando una bandada de pequeños pájaros que comenzaron a saltar, beber, cantar,
jugar y revolotear.
La liebre se
dice a sí misma:
- Hoy voy a ver
de lo que yo soy capaz.
Y, comenzó a
gritar para que los pájaros le oyeran:
- No! ¡Nada!... ¡Imposible!...
¡Esto no es verdad!... ¡Cómo puede creer uno una cosa así!... ¡No,
imposible!... No son tan numerosos como para eso.
Al oírle los
pájaros, fueron acercándose, intrigados por lo que la liebre decía, y entonces le
preguntaron:
- ¡Oiga, Liebre!
¿De qué habla usted?... ¿Qué es lo que le pasa?
- ¡Oh! ¡No,
nada!... realmente es una cosa imposible...
- Pero
¡explíquese! ¿De qué se trata?
- Alguien me ha
dicho que todas ustedes pueden meterse dentro de esta calabaza y llenarla. Pero
yo se eso es imposible. Ustedes no son suficientes como para llenarla.
- ¿Usted bromea liebre?- exclamaron los pájaros riendo mientras brincaban al rededor:
- ¿Claro que
podemos llenar esa calabaza entera.
La liebre, sin
moverse, decía,:
- No es verdad,
no, no son capaces.
- Ah! ¡Espere un
poco y verá usted!
Un primer pájaro
entró en la calabaza, un segundo y un tercero le siguieron, y así sucesivamente
hasta que la calabaza estuvo llena.
Entonces, la
liebre la cerró con una tapa y la escondió en un rincón.
En ese momento
una gama llegó para beber al estanque. Y la liebre comenzó de nuevo a hablar en
voz alta:
- No! ¡Nada!...
¡Imposible!... ¡Esto no es verdad!... ¡Cómo puede creer uno una cosa así!...
¡No, imposible!... No tiene tanta leche como para eso.
Al oírle la
gama, fue acercándose, intrigada por lo que la liebre decía, y le preguntó:
- ¡Oiga, Liebre!
¿De qué habla usted?... ¿Qué es lo que le pasa?
- ¡Oh! ¡No,
nada!... realmente es una cosa imposible...
- Pero
¡explíquese! ¿De qué se trata?
- Alguien me ha
dicho que usted podría llenar con su leche esta calabaza. Pero yo sé que es
imposible: usted no tiene tanta leche como para eso.
- ¿Usted bromea liebre? ¿no lo dice en serio verdad?
Y la gama riendo le dijo:
- ¡Claro que
puedo llenarla! Yo tengo leche suficiente para eso!
Pero la liebre
insistía:
- ¡Imposible!
¡No puede!
- ¡Espere un
poco y verá!, le contestó la gama.
Y poniéndose
encima de la calabaza comenzó a verter su leche dentro de ella hasta que
la llenó.
- ¡Vaya! He
perdido la apuesta, dijo la liebre. Mi primo el león tenía razón, el me decía
que usted da más leche que la vaca. Voy a decírselo en seguida.
- ¿El león? -
exclamó asustada la gama.
- Sí, el león...
él está allí, muy cerca. ¡Espere! que voy a buscarle y vuelvo con él.
- ¡Adiós,
adiós!- y la gama echó a correr templando de miedo, antes de que apareciera el
temido león.
Feliz, la liebre
cerró la calabaza llena de leche y contenta por haberse librado tan fácilmente
de la gama, escondió la calabaza junto a la que estaba llena de pájaros
pequeños.
Poco después,
llegó una serpiente para apagar su sed. Y la liebre comenzó de nuevo a hablar
en voz alta:
- No! ¡Nada!...
¡Imposible!... ¡ Esto no es verdad!... ¡ Cómo puede creer uno una cosa así!...
¡ No, imposible!... No puede ser tan larga como este palo.
Al oírle, la
serpiente, fue acercándose, intrigada por lo que la liebre decía, y le
preguntó:
- ¡Oiga, Liebre!
¿De qué habla usted?... ¿Qué es lo que le pasa?
- ¡ Oh! ¡ No,
nada!... realmente es una cosa imposible...
- Pero
¡explíquese! ¿De qué se trata?
- Alguien me
dijo que usted era tan larga como este palo. ¡Pero yo sé que no es tan larga!
- ¿Usted habla en
broma liebre? -exclamó la serpiente.
Y la liebre
seguía insistiendo:
- ¡No, de verdad,
usted no es tan larga!
- ¿Cree usted
eso? Pues ahora verá - Y la serpiente se puso toda estirada junto al palo.
Entonces, la
liebre dio un salto, ató la serpiente al palo, un lazo a la cabeza y otro en la
cola y la serpiente quedó inmovilizada atada al palo.
Entonces la
liebre tomó la calabaza con los pájaros, la otra calabaza con la leche de gama
y el palo con la serpiente y fue a encontrarse con el Gran Genio del bosque:
- ¡Oiga! Gran
Genio!- le llamó.
- Aquí estoy,
liebre. Le estaba esperando.
- Aquí traigo lo
que me pidió: la calabaza con los pájaros, la otra calabaza con la leche de
gama y el palo con la serpiente .
El Gran Genio,
sorprendido, miró a la liebre y le dijo:
- En verdad, si
yo aumentara su inteligencia, yo haría una gran tontería.
- ¿Y por qué? - preguntó la liebre.
- Usted ya es
demasiado inteligente. Si aún lo fuera más, usted acabaría por convertirse en
mi dueño y señor.